Ya en la Edad Media existen representaciones de instrumentos de cuerda, como vihuelas de arco y rabeles, y no es hasta el siglo XV cuando aparecen instrumentos con características similares a la viola de gamba, y que dejó de usarse a finales del XVIII, cuando la aparecen las grandes orquestas y el violoncello, más poderoso en sonido que la viola de gamba. Jordi Savall comenzó a estudiar este instrumento para recuperar los sonidos de este instrumento analizando partituras y documentos históricos.
Numerosos testimonios sustentan la hipótesis de que este instrumento fue creado en la Corona de Aragón (Reino de Valencia, Baleares, Cerdeña, sur de Italia) como evolución de la vihuela de mano. Se desarrollan modelos de diversos tamaños y el instrumento se expande rápidamente por toda España, Italia, Alemania, Francia e Inglaterra.
Madame Henriette tocando la viola da gamba, cuadro de Jean-Marc Nattier, 1754. |
El instrumento se solía sujetar entre las piernas, con la excepción de las violas de gran tamaño, que se apoyaban en el suelo y se sostenías verticalmente. El arco se coge con palma arriba teniendo algún dedo en contacto directo con las cerdas.
En cuanto a su historia reciente, destaca que en la segunda mitad del siglo XX el instrumento recuperó su importancia debido al movimiento de recuperación de la música antigua interpretada, con especial protagonismo de centros de enseñanza como la Schola Cantorum Basiliensis (Suiza) o los conservatorios holandeses.
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