Guido
d'Arezzo es una de las figuras más importantes en la Historia de la Música
debido a su papel en el desarrollo de la notación musical.
Este monje benedictino nació en Arezzo (Toscana) en el año 991 o 992. Estudió en la abadía benedictina de Pomposa, donde ensayó la aplicación de un
método destinado a enseñar la música de manera científica para así facilitar el canto a los monjes. Establecido en Arezzo
en 1025, se encargó de la enseñanza de los cantores de la catedral. En este momento comenzó a poner en práctica su método. Se destacan de sus textos teóricos más importantes La Epístola al Monje
Miguel Sobre el Canto Desconocido, Micrólogo Sobre la Disciplina del
Arte Musical, Prefazione dell’Antifonario y Regole Ritmiche.
Perfeccionó el tetragrama (pauta musical de cuatro líneas), llevando a la creación del pentagrama (cinco líneas) y la escala diatónica. Perfeccionó la escritura musical
con el uso definitivo de líneas horizontales para fijar, ya de forma exacta, las
alturas de los sonidos, cercano a nuestro sistema actual y acabando con la notación neumática.
Otra de sus fundamentales aportaciones fue la creación de la escala y las notas musicales a partir del himno a san Juan Bautista, conocido como Ut queant laxis y atribuido a Pablo el Diácono.
En la Edad Media, las notas se denominaban por medio de las primeras
letras del alfabeto: A, B, C, D, E, F, G (comenzando por la actual nota la), pero con este sistema cada una de ellas tomaba la primera sílaba de cada verso. En la actualidad este método es empleado en las zonas de habla de lenguas romances.
Guido de Arezzo denominó a este sistema de entonación solmisación (en latín, solmisatio), y más tarde se le llamó solfeo. En el siglo XVII, se
sustituyó la nota UT por DO, pues esta sílaba, por terminar en vocal,
se adaptaba mejor al canto. También mucho más tarde, a finales del siglo XVI, fue introducida la séptima nota, que recibió el nombre de SI (de Sancte Ioannes)
También se le atribuye a Guido la mano guiodiana, empleada para facilitar el canto a primera vista y hallar los semitonos. Para enseñar el sistema, el maestro indica una serie de notas sobre la
palma de la mano y el estudiante debe entonarlas en forma similar a las señas usadas en unión al solfeo.
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